Gamificación si, infantilización no

¿Prefieres que vayamos a trabajar o a jugar? Pues eso mismo que has pensado es la esencia de la ludificación, juguetización. Aprovechar la predisposición psicológica positiva que tenemos hacia los procesos de juego como medio para superarnos a nosotros u otros.
Mucho tiempo atrás la formación se nutrió también de esta filosofía incorporando todo tipo de dinámicas, juegos de rol, simulaciones in-basket, formación outdoor. Pero en estas ocasiones se jugaba estableciendo paralelismos entre el juego y el entorno de trabajo o en todo caso intentando reproducir las condiciones de trabajo simulando los comportamientos. La gamificación supone llevar el juego directamente al lugar y al contenido del trabajo otorgando recompensas en función de determinados logros: trofeos, barra de progresión, cuadros de mejores puntuaciones, regalos y moneda virtuales. Por otro lado, y no necesariamente correlacionado con lo anterior, los asistentes a la formación cada vez demandan más diversión, o quizá distracción, en detrimento del contenido formativo. Está claro que “Sorprender ayuda a retener” pero ¿Estamos perdiendo la capacidad de concentración? ¿Es imprescindible cambiar de metodología cada 15 minutos? ¿Cada diapositiva ha de ser una foto del National Geographic con una palabra? ¿Podemos reflexionar más 3 minutos? ¿Es más interesante tuitear la idea o interiorizarla?
Son tiempos en los que en España se habla de productividad, competitividad y de trabajo duro sin embargo en una formación, una presentación o conferencia se invierte mucho tiempo y esfuerzo en captar la atención de las personas.
Juguemos como verdaderos niños: concentrados.


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