Asesores para todos

En los últimos tiempos se multiplican las necesidades de servicios personalizados de desarrollo. Desde el ámbito  deportivo hasta la psicología, pasando por la empresa o los desempleados: el concepto de "asesor" o "entrenador" se está haciendo cotidiano.

Imaginemos la siguiente situación:Vamos a comprar pescado, y llegado nuestro turno pedimos unas rodajas de merluza. La pescadera nos dice: - Antes comías más pescado azul así que te voy a dar este atún y verás que bien-. A lo que un poco sorprendimos respondemos. -Verá,  en casa últimamente no nos gusta mucho el atún-. Finalmente zanja la conversación. -Como tu pescadera tengo que decirte que tienes que volver a comer pescado azul porque es bueno para la salud y siempre lo has comprado-.
Una situacion similar vivió una persona cercana con un orientadora de empleo. Entre otros juicios de valor sobre el autoempleo la primera informacion que le dió fue: "Ni tienes la edad, ni el dinero , ni los contactos necesarios". Sin embargo no conocía su capacidad financiera, ni su red de contactos en el nuevo sector y por desconcatado la edad no es una variable determinante para emprender. Es un esclarecedor ejemplo de cómó el sistema de valores de orientador pretende imponerse sobre: ¿Quién es el actor principal?.

En general,  un asesor no puede decidir sobre las acciones ni objetivos de la persona que solicita el servicio. Esto que pudiera ser una norma ética es olvidado en algunos procesos de acompañamiento, orientación etc.
En principio todas estas profesiones deben partir de que el motor para la acción es la propia persona. Qué suyas son las decisiones y las consecuencias y que el profesional únicamente acompaña. 

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