¿Me visto cómo me siento?, o ¿cómo me quiero sentir?

Una buena costumbre que he perdido es la de preparar cada noche, la ropa del día siguiente. Sin embargo esta conducta anticipatoria, tiene de interesante que  elegimos el atuendo según nuestra necesidad para el día siguiente: ¿cómo queremos sentirnos ante el día que nos espera?, ¿ante los lugares en los que estaremos y las personas con las que nos vamos a relacionar?.
 
Es recocido el papel de la terapia de color, por ejemplo en los colegios españoles hace más de 30 años que predomina el verde, o similar, para infundir relajación y concentración en los alumnos. 

Siguiendo con la influencia del color, imaginemos la influencia de los colores que vemos durante más horas seguidas, de forma a menudo insconsiciente: la ropa que llevamos puesta.

Más allá del efecto del color, la intención que le ponemos a casi cualquier actividad y más al hecho de vestirse para uno mismo y para presentarse ante los demás, tiene el poder de hacernos sentir preparados según sea necesario: enérgicos, negociadores, próximos. 

Es muy conocido también el efecto sobre comprador de un hipermercado una música con más ritmo en las horas punta para agilizar el circuito de compra o al contrario para facilitar el regocijo en la compra.



Recientemente he conocido la existencia de un radio en internet que ofrece la posibilidad de elegir la música en función del estado de ánimo. desde el optimismo, la intensidad, lo sentimental o lo melancólico de varias décadas de música. Ir a Rockola

 Otra cuestión es : ¿Elegimos la música según nos sentimos o según nos queremos sentir?. 



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