¿Por qué? o ¿Para qué?

Somos buenos justificando nuestros comportamientos. Tanto es así, que a veces  sólo utilizamos la información para re-confirmar nuestros propios prejuicios, nuestras ideas preconcebidas.


En este sentido preguntarnos ¿por qué hacer algo? nos lleva justificarnos en el conflicto con la otra persona, en querer darle una lección o cosas similares.

Sin embargo, preguntarse ¿para qué? nos lleva a pensar en el resultado. No importan las ganas o motivación para hacer algo, ¿para qué? nos coloca cara a cara con las consecuencias tanto positivas como negativas de nuestras decisiones.